Etiquetas

jueves, 2 de diciembre de 2010

El precio que tenemos que pagar (Parte I)

La Basura es una de las aristas del problema de la contaminación

En estos tiempos, la economía nos dicta las reglas sobre el consumo: para tener más debemos gastar más, y al gastar más para satisfacer nuestras necesidades deberíamos sentirnos más felices. Esa felicidad que normalmente asociamos al gasto tiene una cara que muy pocos conocen. Compramos cosas, y por lo general las desechamos al poco tiempo. Compramos un refresco para saciar la sed, tardamos tal vez cinco minutos o menos en consumirlo y luego desechamos la lata o la botella “pensando” que ésta desaparecerá al momento de colocarla en el cesto de basura, o que será clasificada, al igual que el resto de la basura, y posteriormente reutilizada o reciclada.

Pero lo cierto es que esa lata y esa botella serán trasladadas a un relleno sanitario. La lata tardará 200 años en biodegradarse, y en el caso del vidrio tal vez permanezca allí por el resto de la vida del planeta. ¡Una necesidad satisfecha en cinco minutos genera un problema por más de 200 años! ¡Increíble! Esto, claro, hablando de un país como el nuestro que solo recicla menos del 20% de los desechos, según la organización Vitalis.

Los procesos de producción también son bastante contaminantes, desde la extracción y procesamiento de las materias primas, la transformación de los materiales y la elaboración de los productos hasta su traslado en camiones hasta los centros de distribución. En estos procesos se usan grandes cantidades de agua (como en el caso del papel), y también enormes cantidades de energía (como en el caso del vidrio). Adicionalmente, se dispersan en el ambiente altas concentraciones de elementos tóxicos (tal como sucede en la agricultura actual). En todas estas etapas la contaminación va a parar a las aguas, al aire, a la tierra, a los árboles, a los animales, a los seres humanos, a los seres vivos en general. Increíblemente eso no lo vemos, ¡esa parte de la la película no nos la cuentan quienes dictan pauta en materia de consumo y nos inducen a él!

Así como el refresco, hay muchos productos que pasan por largos y complicados procesos de producción, en los cuales se emiten altas concentraciones de agentes tóxicos. Veamos algunos ejemplos:

La industria del plástico: el desarrollo de resinas y uso de poliestireno genera altas emisiones de dioxinas, o subproductos resultantes de la combustión de ciertos materiales, que contienen cloro y son extremadamente dañinos para la salud.

La industria agrícola utiliza grandes cantidades de fertilizantes que contienen químicos cancerígenos; ello, aunado al uso de pesticidas, tiene un impacto nocivo en la salud de los consumidores.

La industria petrolera, base de la economía venezolana, en contradicción con el beneficio económico que nos reporta por concepto de su comercialización internacional, presenta uno de los más altos niveles de emisiones de dióxido de carbono, sin incluir el riesgo de graves daños colaterales al producirse derrames de crudo o fugas en las tuberías submarinas o subterráneas.

Para colmo de males, próximamente tendremos una industria atómica, cuyos peligros conocemos y a cuyos efectos quedaremos expuestos.

La basura es altamente contaminante, y está claro que contribuir a producirla indiscriminadamente genera aún mayores emisiones de contaminación.

En Venezuela, las políticas para clasificación y reciclaje de desechos aún son incipientes; poco se supervisa la emisión de agentes contaminantes por parte de las industrias, y con una ciudadanía que cada vez genera más y más basura el resultado es una ecuación muy peligrosa.

En las ciudades del país más densamente pobladas existen parques industriales que generan empleo a la población y sostienen la economía local; sin embargo, se ha observado cómo la contaminación en estos centros es muy elevada y concentrada, en perjuicio de la misma gente. La ciudad de Caracas muestra a un Río Guaire muy contaminado, que a veces cambia de color debido a que industrias como la textil vierten desechos químicos, como los tintes, a los drenajes que dan al río. El Edo. Carabobo perdió una importante fuente de agua dulce, como lo es el Lago de Valencia, porque se usa como desagüe industrial, y en el Edo. Zulia, a pesar de sus riquezas, se ha destruido el Lago de Maracaibo con la presión de las estructuras petroleras y la creciente eutrofización(1).

En resumidas cuentas, todo aquello que nos genera un bienestar y/o satisface una necesidad, ligado al consumo inconsciente, tiene una contraparte negativa, por el efecto directo que tiene sobre el ambiente.

Actualmente no podemos eliminar de una vez toda la estructura de producción vigente, pues en muchos casos no hay un alternativas sustentables que la reemplacen, pero sí podemos empezar a reducir el consumo de productos altamente contaminantes y a su vez exigir a las empresas que cumplan con la responsabilidad social a que les obliga la ley.




Aparentemente, resulta muy “barato” satisfacer una necesidad. Pero, piénsalo bien, ¿estás dispuesto a pagar por destruir, siguiendo las reglas que te impone la economía en cuanto a consumo?

(1) Eutrofización: proceso en el cual los cuerpos de agua registran un exceso de material orgánico, principalmente altas concentraciones de fosfato, amonio, óxido de azufre o nitrógeno, agentes que por lo general provienen de las industrias agropecuaria o petrolera. Fuente: Vitalis.


JD/CV

jueves, 18 de noviembre de 2010

Lo que la montaña quiere decirte

Campaña de Concientización 2010


Ya llegó la temporada de sequía, época en que se reducen los niveles pluviométricos y empieza el Verano en Venezuela. Vemos su llegada como algo normal, repetitivo, regular y secuencial que no tiene causa asociada a nuestras acciones sino a nuestra ubicación meridional, cercana a los trópicos. La ciudadanía entiende que el clima y las áreas verdes cambian y nos sentimos como en una estación del año que no repercute en nuestras vidas salvo por mayores temperaturas y escasez falta de lluvias.
                   
Esto es lo que entendemos por Sequía o Verano, una estación climática necesaria, complementaria de la época de lluvias, que no podemos cambiar. Sin embargo, durante este año 2010 las cosas cambiaron drásticamente, el clima fue noticia, se encendieron las alarmas y la situación hizo que cambiara la percepción que se tenía.

La cantidad de incendios forestales que se registraron en el país (¡más de 5.000!) aunado a la sequía más prolongada registrada durante años provocó el descenso de las represas a niveles críticos; tal fue el caso del Guri, que suministra energía eléctrica a 70% del país. Otros signos alarmantes: la Gran Caracas envuelta durante varios meses en ese denso velo similar a la niebla, conocido como Calima, compuesta de partículas de polvo y cenizas en suspensión, la reaparición del Mal de Chagas y el aumento del Dengue, mayores racionamientos de los servicios de agua potable y electricidad. Todo esto derivó en una pregunta colectiva: ¿Cómo se generaron tantos problemas a la vez?

La respuesta obligada es el cambio climático, el cual afecta a todo el planeta. Sin embargo, algo sucedía en nuestro entorno cercano, que nos afectó directamente: la quema de nuestros reservorios vegetales. Según Nota de Prensa de TalCualDigital del 23 de Marzo del 2010 en el P.N. El Ávila se perdieron 330 hectáreas por el fuego, al 5 de Marzo El Nacional informaba la situación del  P.N. Macarao donde fueron más de 1.000 hectáreas y en el P.N. Henri Pittier más de 3.000 hectáreas según el Universal del 1ro de Marzo, todo esto en menos de 4 meses. Datos extraoficiales provenientes de fuentes muy serias y calificadas hablan de una realidad lastimosamente muy diferente, en donde las cifras anteriores se duplican o triplican, como mínimo...

Esto ¿qué significa en todo caso? Que las pocas áreas verdes que poseen las urbes fueron en buena parte arrasadas por el fuego, de manera inclemente y ante la mirada de los ciudadanos, testigos de manos atadas ante un “espectáculo” nada agradable, ¡con visos apocalípticos!

Pero no es menos cierto que, ante todas estas realidades, surgió el incentivo de buscar una solución, pensar y planificar cómo podíamos ayudar a nuestros parques, y de allí partió el movimiento de reforestación en la capital, que de manera espontánea e interdependiente puso en marcha un programa de rescate de algunas de las zonas más afectadas por los incendios en el P.N. El Ávila. Ese es el caso de Una Montaña de Gente, respuesta ciudadana para contribuir a la recuperación de las áreas forestales, como parte de su campaña permanente por la preservación de la vida.

Más allá de los incendios, de la deforestación y de la contaminación, hay varios inconvenientes muy serios que afrontamos los activistas miembros de Una Montaña de Gente, entre estos el desconocimiento de los temas ambientales por parte del ciudadano común, la poca cobertura de los medios y la pasividad de las instituciones para atacar estos problemas. En pocas palabras, la desinformación y consecuente inacción son los principales problemas del país en materia ambiental, pocos saben y los que saben no poseen los medios para masificar el conocimiento.

La deforestación es un proceso en el que se destruye la superficie forestal, generalmente por la acción humana. La minería, la agricultura, la explotación maderera y el urbanismo son las principales actividades que provocan la tala de árboles, presionando a los ecosistemas al punto de generar una importante pérdida de la biodiversidad. A pesar de estar muy en boga a nivel mundial, en nuestro país hay mucho silencio y oscuridad en torno al ambientalismo, lo que conlleva a que la ciudadanía se interese poco en ello.

Según el informe de la FAO sobre Situación de los bosques en el mundo, edición 2009, en Venezuela se perdieron 288.000 hectáreas de bosques entre los años 2000 al 2005, lo que representa 57.600 hectáreas al año, 157 Ha por día, 6 Ha por hora. Estos números son una alarma que los venezolanos tenemos que escuchar, es tiempo de empezar a tomar conciencia de lo que significan tales cifras en términos de vida. A pesar de que los números son preocupantes, representan un avance en comparación al período 1990-1995, en que la deforestación afectó 500.000 hectáreas. De mantenerse ese ritmo, en 100 años desaparecería el total de la superficie forestal venezolana.

Ahora que sabemos todo esto, es preciso orientar las acciones en dos frentes: divulgación del conocimiento y acción en la recuperación de las áreas boscosas. Tareas nada fáciles ante una nación que se mueve entre avatares permanentes y adolece de memoria corta, olvidándose rápidamente de unos problemas para “enfocarse” en otros, regidos como estamos por las circunstancias, la inmediatez, la superficialidad, lo efímero, la alienación, donde las modas son el patrón más seguido por el colectivo, impulsados por toda una maquinaria que promueve el consumo.

Aún cuando la batalla sea difícil, larga y extenuante, la montaña quiere decirte que no hay nada imposible, y todo aquello en que puedas contribuir para el bien de esta causa es un aporte valioso: participar en la reforestaciones y en las campañas de concientización, transmitir el conocimiento, hacerte un agente del cambio, es el gran beneficio que obtendremos. La montaña quiere decirte que tus manos hacen falta y que a pesar de su grandeza y majestuosidad, de su reflejo como madre de muchas vidas, ella también es frágil y noble, y ayudar ahora es nuestro deber. El tiempo de cambiar es el presente, el tiempo de concientizar es ahora, es el momento de que nos volvamos gente común y consciente.

JD/CV

viernes, 5 de noviembre de 2010

Inicio de campaña ambientalista “Temporada de Sequía NO ES IGUAL a Temporada de Incendios”

Una Montaña de Gente, ONG ambientalista creada en Mayo de 2010 a raíz de los incendios en el Parque Nacional Waraira Repano, también conocido como Ávila, y que desde el 30 de Mayo ha llevado a cabo más de 20 Jornadas de Reforestación, a las órdenes de la Coordinación del Parque, logrando plantar más de 11000 arbolillos y arbustos en varios puntos de este importante sistema montañoso de la Región Centro Norte del país, precisamente en su vertiente Sur, en los Sectores Estribo de Duarte y Maripérez, ha anunciado el inicio de su campaña “Temporada de Sequía NO ES IGUAL a Temporada de Incendios”, la cual se extenderá por espacio de 6 meses, desde el 21 de Octubre de 2010 hasta el 21 de Mayo de 2011.
“Esta es una verdadera prueba de fuego para Una Montaña de Gente, afirma Cristina Vaamonde Leáñez, activista, creadora y directora fundadora de esta ONG ambientalista, refiriéndose a la ardua tarea que tienen por delante, cuya finalidad es que no se presenten incendios forestales. “La mayoría de la población venezolana desconoce que en nuestro país no ocurren incendios forestales, ni de vegetación en general, de manera espontánea. Todos implican al factor humano, bien sea por incumplimiento de las normativas, imprudencia, descuido o intenciones criminales. No más. Esto tiene que parar, la degradación de tan importantes ecosistemas incide en todos, afecta y reduce considerablemente la calidad del aire, las aguas, los suelos, los alimentos, la existencia.”
La organización reúne alrededor de mil voluntarias y voluntarios y semanalmente lleva información, vía redes sociales, a más de 30 mil personas. Sus directivos, los activistas Eliana Blanco (Biólogo), John Duque (Administrador y Contador) y Cristina Vaamonde Leáñez (artista plástico y escritora), nos explican que el objetivo general de ésta y todas las iniciativas de Una Montaña de Gente es intercambiar experiencias acerca de la incidencia positiva que la suma de conciencias, voluntades y acciones puede tener en la transformación de nuestras realidades, específicamente en lo que al tema ambiental se refiere, para mejorar la calidad de vida de todas y todos los ciudadanos, de acuerdo a su realidad local. Puntualmente, la campaña “Temporada de Sequía NO ES IGUAL a Temporada de Incendios” es un llamado a conocer y cumplir las normas que como usuarias y usuarios de los Parques Nacionales debemos respetar y acatar, y también a estar alertas y denunciar cualquier irregularidad. “Estamos invitando a los seres humanos comunes y conscientes a unirse a esta causa, a trabajar por aquello que nos une”, señala Vaamonde.
Una Montaña de Gente tiene previsto un sinnúmero de actividades tanto en el entorno urbano como en diferentes Parques Nacionales y Áreas Bajo Régimen de Administración Especial (ABRAE) y áreas verdes y espacios naturales en general, para divulgar su mensaje, nutrir el voluntariado y promover el activismo, de las cuales pueden informarse a través de:
www.unamontanadegente.org, correo-e info@unamontanadegente.org, grupo en Facebook UNA MONTAÑA DE GENTE, Twitter @1montanadegente y/o móvil 0416-4116569. Uno de los eventos a los que convocan desde ya es la Cadena Humana por El Ávila, prevista para el domingo 12 de Diciembre, de 7:30 am a 1:00 pm, en la Av. Boyacá o Cota mil, ubicada en Caracas.
Una Montaña de Gente se ha inspirado en la obra ejemplar del Sr. Félix Rotondaro, voluntario reforestador y donador de plantas para el Ávila desde hace 16 años. Numerosas organizaciones se han integrado a la organización, incorporándose al trabajo mancomunado; entre ellas, los diversos grupos de eco defensores que pertenecen a las Redes Ecológicas, organizaciones conservacionistas como el CECOBIO (Centro Excursionista y Conservacionista de Biología – UCV), organizaciones de índole eco turística, como Gulima y Ecoextremos, UCVerde, la Fundación Neo Essentia, la Sociedad de Amigos del Árbol (SADARBOL) y laFundación Historia, Ecoturismo y Ambiente (Fundhea), entre otras, además de un contingente valiosísimo de entusiastas particulares y de colaboradores provenientes de varias universidades e instituciones públicas y privadas de la Gran Caracas, Valles del Tuy, Aragua, Carabobo y Anzoátegui, entre otras. “Queremos hacer público nuestro agradecimiento y reconocimiento a tanta buena voluntad. Continuemos trabajando y avanzando juntos por este camino de largo aliento”, es la invitación que extiende Una Montaña de Gente a toda la ciudadanía venezolana.